Jueves, 28 de abril de 2022
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar.
-Salmos 46: 1, 2
La paz de Cristo no es un elemento turbulento e ingobernable que se manifieste en voces estentóreas y ejercicios corporales. La paz de Cristo es una paz inteligente, y no induce a quienes la poseen a llevar las señales del fanatismo y la extravagancia. No es un impulso errático sino una emanación de Dios. {FO 90. 1}
Cuando el Salvador imparte su paz al alma, el corazón está en perfecta armonía con la Palabra de Dios, porque el Espíritu y la Palabra concuerdan. El Señor cumple su Palabra en todas sus relaciones con los hombres. Es su propia voluntad, su propia voz, revelada a los hombres, y El no tiene una nueva voluntad, ni una nueva verdad, aparte de su Palabra, para manifestar a sus hijos. Si tienen una maravillosa experiencia que no está en armonía con expresas instrucciones de la Palabra de Dios, bien harían en dudar de ella, porque su origen no es de lo alto. La paz de Cristo viene por medio del conocimiento de Jesús, a quien la Biblia revela. {FO 90. 2}
Si la felicidad proviene de fuentes ajenas y no del Manantial divino, será tan variable como cambiantes son las circunstancias; pero la paz de Cristo es una paz constante y permanente. No depende de circunstancia alguna de la vida, ni de la cantidad de bienes mundanales, ni del número de amigos terrenales. Cristo es la fuente de aguas vivas, y la felicidad y la paz que provienen de El nunca faltarán, porque El es un manantial de vida. Los que confían en El pueden decir: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo”. Salmos 46:1-4. {FO 90. 3}
Pregunta que proviene del corazón: ¿Tienes la paz de Dios en tu alma? ¿Estás en perfecta armonía con la Palabra de Dios? El Espíritu de Dios y la Palabra de Dios están de acuerdo. El Señor honra Su Palabra en todo Su trato con usted. Es Su propia voluntad, Su propia voz, lo que se te revela, y Él no tiene ninguna intención nueva, ninguna verdad nueva, aparte de Su Palabra, para revelarte. Creyendo esto y confiando en Dios, ciertamente tendrá a Dios como su refugio y fortaleza, y cada vez que se encuentre en problemas, sabrá que la ayuda está presente. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza.
- Ore para que Dios vuelva a encender Su paz en ti y para que estudie y crea en Su palabra para que, a través del Espíritu Santo, llegue a ser uno con Dios. Ore para que aumentes tu confianza y fe en Dios, sabiendo que Él te dará la fuerza a través de las cosas que no van como deberían, y tendrá esa paz porque Él es tu refugio y fortaleza.
- Oremos para que Dios vuelva a encender una nueva pasión en los corazones de Su pueblo, una nueva pasión por el estudio de Su Palabra y que Él sea un refugio y una fortaleza para ellos.
- Oremos para que los miembros de la iglesia en Haití comprendan que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es un movimiento profético con un mensaje profético al que el cielo le ha confiado una misión profética especial. Ahora es el momento de brillar para la gloria de Dios.
- Oremos por una visión celestial que podamos ver más allá de la tumba, el dolor, las dificultades, el sufrimiento y la pobreza de esta vida, para ver la recompensa celestial que espera a los que son fieles hasta el fin, y Él es su refugio y fortaleza.